¿Cómo ha evolucionado la ansiedad?

La ansiedad ha existido desde el comienzo de la humanidad, y ha servido como un medio tanto para humanos como para animales para satisfacer necesidades rudimentarias, pero los tiempos han cambiado, y el paradigma de la ansiedad ha evolucionado dramáticamente (y de repente).

¿Qué es la ansiedad?

Presión en el pecho. Insomnio descontrolado. Una supuesta sensación de temor persistente.

Estos son solo algunos de los muchos síntomas clínicos que las personas describen cuando experimentan ansiedad. A diferencia del estrés, que se manifiesta como una respuesta del cuerpo a corto plazo a un desencadenante, la ansiedad puede volverse paralizante para una persona. En previsión de un problema futuro, las personas con ansiedad están en modo constante de lucha o huida y pueden experimentar tensión muscular y adoptar un comportamiento de evitación.

Otros síntomas que pueden ocurrir:

• falta de aliento,
• boca seca,
• miedo
• desmayos, mareos,
• escalofríos o sofocos,
• inquietud,
• angustia,
• sudoración,
• entumecimiento o sensación de hormigueo,
• aprensión.

Si las personas con ansiedad no buscan el tratamiento adecuado, pueden sufrir ataques de pánico y / o desarrollar trastornos de ansiedad como por ejemplo ansiedad social.

¿Es normal la ansiedad?

La ansiedad es un hecho normal: toda persona la experimenta en algún momento de su vida. Un ejemplo perfecto de esto es cuando un individuo dobla una esquina hacia un callejón oscuro solo, y ese sujeto comienza a experimentar un aumento en la frecuencia cardíaca, así como un aumento de respiración más superficial. Esto no sugiere que ese individuo esté al borde de desarrollar un trastorno de ansiedad. Más bien, la ansiedad aquí está actuando como el mecanismo de defensa natural del cuerpo para vigilar el peligro y garantizar la seguridad.

Ansiedad ocasional a trastornos de ansiedad

Sin embargo, cuando la ansiedad impide que el individuo realice actividades cotidianas o que no son apropiadas para su edad o en proporción con la situación, las creencias desadaptativas pueden entrar en juego y desencadenar la aparición de trastornos. Estas creencias desadaptativas pueden caracterizarse como rígidas, racionalmente sin apoyo o negativamente sesgadas en la naturaleza.

La gravedad de los trastornos de ansiedad, así como las repercusiones de la falta de tratamiento, varían de un individuo a otro. Sin embargo, se puede afirmar que las personas con trastornos de ansiedad tendrán una mayor probabilidad de ir al médico o ser ingresadas en el hospital por trastornos psiquiátricos que aquellas que no lo hacen.

Curiosamente, si bien muchos trastornos de ansiedad pueden tratarse con terapia cognitivo-conductual o medicamentos recetados, aproximadamente el 64% de los que presentan estos problemas de salud mental no recibirán tratamiento. Este número es alarmante, dado que solo en los Estados Unidos, el 18% de la población general sufre uno de los muchos trastornos de ansiedad conocidos.

Cómo ha evolucionado la ansiedad

Nuevamente, se puede esperar ansiedad ocasional entre todos los individuos. De hecho, desde un punto de vista evolutivo, la ansiedad fue y ha servido como un medio tanto para humanos como para animales para satisfacer necesidades rudimentarias, por ejemplo, hambre, sed, refugio y seguridad. Es lo que los científicos consideran un entorno de retorno inmediato; las personas y los animales toman medidas relacionadas con su entorno para proporcionar algún tipo de alivio.

El ejemplo más práctico de esto puede ser una rutina matutina, en la que un individuo se despierta con la boca reseca. Un rastro muy leve de ansiedad recorre a esa persona y, como resultado, los hace caminar a la cocina para beber un vaso de agua y calmar su sed de inmediato. Respiro instantáneo.

Pero a medida que los tiempos han cambiado, y las demandas ahora se refieren a actividades profesionales, redes sociales, endeudamiento económico, etc., el paradigma de la ansiedad ha cambiado dramáticamente (y de repente). En menos de 600 años, la sociedad global se ha convertido en testigo de avances tecnológicos y de telecomunicaciones sin precedentes. El entorno de retorno inmediato, para el cual el cerebro humano había sido diseñado específicamente a nivel biológico, ahora se ha desvanecido en el fondo. En su lugar, un entorno de retorno retrasado ocupa un lugar central y los problemas modernos carecen de las soluciones de “alivio rápido” que eran tan comunes.

“¿Cómo pagaré mi préstamo universitario de $100,000? ¿Podré cerrar el trato del próximo mes con el cliente chino? Mi novia de hace 8 años tiene que trabajar en Madrid, pero no puedo dejar el trabajo de mis sueños en Barcelona”.

Estas son algunas de las muchas preocupaciones que pueden inundar los pensamientos de las personas y aumentar tanto los niveles de ansiedad como la propensión a los trastornos de ansiedad.

En un entorno de retorno retrasado, la magnitud de la incertidumbre es mucho mayor. De hecho, es más constante y lo que ha dado forma a la ansiedad se vuelve más apasionante y paralizante.

Si bien existen tratamientos y métodos efectivos para aliviar problemas de este tipo, las personas deben buscar dicha ayuda para no permanecer en un estado continuo de tensión y alarma.

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